14 julio 2010

Claves de interpretación de De qué hablo cuando hablo de correr (Hashiru kotoni tsuite kataru toki ni boku no kataru koto) de Murakami Haruki: emplazamiento geográfico:

Esta entrada es un poco trabajo de investigación de campo sobre Murakami. Si queréis podés calificarlo de excentricidad rallana al "frikismo", pero a mi me gusta mucho saber los autores, dónde trabajaban, sus casas, sus habitaciones, sus escuelas... en fin cosas que no son exactamente literatura propiamente dicha.

Supongo que en esto hay más frikies, que me entenderán o no. Yo, por mi parte confieso que me gusta "ver" in situ, lo que veían cuando trabajaban, desde la ventana del despacho, ver como es el jardín, e intento empaparme de ello para cuando leo sus libros... así he tenido la suerte de ver la casa de Sorolla, la casa de Juan Ramón Jiménez, la casa de Mozart, la de Shakespeare... y cuando no he podido viajar, ahora por internet se pueden ver muchas casas de escritores y escritoras...

Y navegando, navegando por estos mares, he encontrado una fotico que parece ser el famoso club de jazz que regentaba  Murakami Haruki.

foto: Héctor García  blog: Un geek en Japón

pág.42 " abrí un local al lado de la puerta sur de la estación de Kokubunji y tras llevarlo durante unos tres años, tuve que trasladarme al centro porque iban a reformar el edificio en el que se hallaba. No era en absoluto grande, pero tampoco era tan pequeño. Lo justo para que cupieran un piano de cola y un quinteto."
La foto no es mía pues nunca estuve en Japón y Héctor García ha llevado a cabo un trabajo de investigación encomiable, que recomiendo leáis en su genial blog: Un geek en Japón el artículo visualmente que es un lujo y también localiza la librería donde Murakami Haruki hizo la inversión para ser escritor y cito del mismo libro:
 pág.45 " Así que fui a la librería Kinokuniya de Shinjuku y me compré un paquete de folios con cuadrícula y una pluma Sailor de unos 1.000Yenes fue una inversión de capital muy modesta."
Me ha hecho muy feliz poder verlo. Y me ha sorprendido, el saber que, lejos del arquetípico antro de Jazz en un semisótano que todos tenemos en nuestra cabeza, el club de Murakami Haruki se hallaba en un primer piso.

No dejéis de visitar el blog de Héctor García, vale la pena.
Mata ne!
aoi

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